De paseo sin bebé. Top 5: Expectativa Vs Realidad
11 Feb, 2015
por Ana María Medina

Razones para irse de paseo sin hijos hay muchas y sin lugar a dudas, razones para viajar con ellos más. Aún así, de tanto en tanto, yo diría que debido al instinto de supervivencia, nos invade la idea de viajar solos. ¿Qué tan beneficioso es para nosotras (y nuestro 10%) darnos estas escapaditas? ¿Qué tan traumático y perjudicial es para nuestros chiquis?
No sé. No soy ni psicóloga, ni pediatra ni pitonisa. Lolo no ha cumplido dos años y yo ya me he escapado dos veces. Habrá quienes digan que soy una madre desnaturalizada. No faltará quien asegure que por esto ya le generé traumas de abandono, confianza y dependencia. Otros estarán de acuerdo conmigo en que un par de días libres de paternidad y maternidad son necesarios al menos una vez al año.

Tengo dos amigas que este semestre van a hacer su primer viaje sin hijos y desde que tomaron la decisión me llaman a diario a preguntar como fui capaz. Después de entender que no me están haciendo un reproche sino que me están lanzando un genuino grito de ayuda, me senté a pensar seriamente ¡¿cómo fui capaz!?
Y la verdad no lo sé. Se me ocurren dos consejos inmediatos. Primero, responsabilice a alguien más de comprar los tiquetes. En mi caso mi 10% es el encargado de organizar fechas, tiquetes e itinerarios, si esta labor quedara en mis manos claramente nuestro primer viaje sin Lolo sería para celebrar nuestras bodas de oro. Y, segundo, deje al bebé con sus personas favoritas; las suyas y las de él. En mi caso, sólo estoy tranquila si se queda con mis papás, en parte porque sé como son sus cuidados y ellos conocen los míos, y en gran parte porque Lolo enloquece de amor apenas los ve.

Una cosa es cierta, el mes inmediatamente anterior al viaje un nudo se va a posar de manera permanentemente en su garganta y un par de lágrimas caerán por sus mejillas cada vez que piense en el momento de la despedida. Se va a sentir mala madre, irresponsable y a parte de todo conchuda, lo que hará que no sea capaz de pedir una ayuda extra para poder ir a hacerse un pedicure decente antes del viaje. Las mamás nos reconocemos unas a otras por la ausencia o por el precario estado de nuestro manicure.

Llega el gran día y, contrario a todos los pronósticos, somos capaces de salir de casa dejando lo que más amamos en el mundo. Qué contradicción! Se acerca el descanso que tanto decíamos que nos merecíamos y no podemos dejar de sentirnos culpables. Y para colmo de males todas las expectativas que teníamos del viaje empiezan a chocar con la realidad.

Expectativa #1. Vamos a dormir todo lo que no hemos podido y un día nos pegamos una rumba de locos.
Jua.
Realidad. Uno sigue con el horario de casa pegado en el inconsciente, es normal abrir el ojo incluso antes de lo acostumbrado. Y de sólo pensar que puedes perder un día de descanso lidiando con un guayabo infernal, terminas de plan zanahorio, por cierto delicioso, y yéndote a dormir mucho antes de lo planeado sin entender cómo has podido funcionar estos meses con la cantidad de cansancio que tenías acumulado.

Expectativa #2. Vamos a desconectarnos del mundo.
Jua, jua.
Realidad. Esta vez más que nunca le sacaras leche a tu plan de datos para saber a que hora se levantó tu bebé, si comió, si jugó, si está contento, si lloró. Mi consejo: pide que te manden fotos y habla con la persona que te lo está cuidando pero ni de riesgos pidas verlo en tiempo real. Tan pronto tu lo veas querrás teletransportarte, mientras que él, con un desespero en crescendo, tratará de entender por qué no puede agarrar a su mamá. Si todo iba bien sin ti, que seguro va bien, habrás ocasionado un desastre. Y darás pie a la temida frase de “el niño estaba bien hasta que vio a la mamá”

Expectativa #3. Vamos a desentendernos del tema bebé y seremos felices
Jua, jua, jua.
Realidad. Por una extraña coincidencia o por obra de un destino envidioso y macabro siempre vas a tener una pareja al lado viajando con sus hijos. En el avión, en el restaurante, en la piscina habrá una familia feliz que te embuchará de culpa. Pensarás “yo me lo hubiera podido traer” y llorarás porque siempre habrá un niño que te recuerda al tuyo. Sufrirás si lo ves reír porque es una risa que te recuerda que te estás perdiendo la del tuyo y sufrirás si lo ves llorar porque te preguntarás si al tuyo lo están consolando.

Expectativa #4. Vamos a viajar sin angustia. ¡Que felicidad no estresarse en un aeropuerto!
Jua, jua, jua y jua
Realidad. Nos damos cuenta que los aeropuertos son babyfriendly. Qué desilusión volver a hacer una fila de inmigración después de sentirnos casi diplomáticos sobrepasando al resto de mortales empujando nuestro coche. Ya no hay azafata que te sonría porque tu bebé le parece la cosa más divina del mundo y la fila para conseguir un taxi no avanza gracias a que aparece gente con bebé a la que le dan prioridad.

Expectativa #5. Esto le va a servir al bebé para ganar independencia.
Juaaaaaaaaa!!!!
Realidad. Sí, mientras tu no estás. Cuando se reencuentren, te mirara con algo de duda (segundos que te harán sentir la peor mamá del mundo) y cuando confirme que no es un engaño se abalanzará sobre ti y no te soltará por 3 semanas o más, a riesgo de que te le vuelvas a perder, no querrá que te le despegues medio centímetro. Lo bueno es que vas a llegar con energía renovada y recargada para lidiar con estos consentimientos y volver a acumular cansancio hasta la próxima escapadita.

Una cosa si sé, a pesar del panorama tenebroso que te acabo de describir, vale la pena escaparse y no dejarse amedrentar por el miedo o la culpa. Son unos pocos días para ti que llevas meses viviendo para otros. Días que estarán llenos de charlas largas y sin afanes, de arrunches sin límite de tiempo, de silencios necesarios, de un regreso a la realidad revitalizado y un reencuentro lleno de emoción inexplicable.

DCIM100GOPRO

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4 Comentarios

  1. Tata

    Totalmente de acuerdo. Uno cree que va a descansar y a darse ése merecido tiempo para desconectarse y lo único que uno hace es pensar en cada cosita que estarían haciendo si estuvieran juntos.
    Me encanta cómo escribís.
    Saludos.

  2. Diana

    Jajajaj me has hecho reír mucho porque me ha pasado! pero una madre feliz y equilibrada es la que tiene tiempo para ella misma y al tener tiempo para ella misma será una mujer más feliz y por ende su bebé también será más feliz y toda la familia será más feliz… las escapadas son necesarias, no podemos perder nuestra esencia y no tener una vida por que tenemos hijos en casa, todo con moderación y equilibrio.

    Saludos

    Diana
    http://www.agirlinafrica.com

  3. María

    Las mamás nos reconocemos unas a otras por la ausencia o por el precario estado de nuestro manicure!!!! me encanta lo q escribes, identificada por cada palabra 🙂

  4. Liz

    Ohh por Dios tengo programada una escapadita para dentro de un mes… pero con lo que acabo de leer no se si pueda?
    La culpa sera de mi esposo y el cuidado estará a cargo de mi mamá; ero yo podre sobrevivir?? =(

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